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El informe señala que los operadores de telecomunicaciones y los servicios que prestan siempre han sido fundamentales para el bienestar de la sociedad y de la economía mundial, pero nunca tanto como en la actualidad. Analiza cómo el sector está haciendo frente y superando los diversos desafíos causados por la pandemia de la COVID-19. Aunque no es comparable a los sacrificios de la comunidad sanitaria, el sector de las telecomunicaciones se está esforzando para garantizar la resiliencia y la fiabilidad de los servicios fundamentales con el fin de apoyar la actividad económica y la cohesión social.  En el informe se revisan las mejores prácticas de los operadores de telecomunicaciones y los servicios que prestan en cuatro temas: dotación de personal en los roles y funciones esenciales; roles y servicios de cara al cliente; funcionamiento de las redes y teletrabajo.

El informe señala que la previsible caída del PIB en España provocada por el parón de la actividad, que rondará los dos dígitos en el conjunto de 2020, hace necesario agilizar la llegada de liquidez a las empresas, especialmente en los sectores con mayor falta de ingresos, y ampliar el alcance de las medidas tributarias y de cotizaciones sociales adoptadas. Es preciso definir un plan para las restricciones a la movilidad, ante la probabilidad de nuevos crecimientos en la curva de contagios, delimitado, flexible y estructurado por etapas a las que correspondan diferentes intensidades y formatos de aislamiento.  La gestión de este plan debería hacerse teniendo en cuenta especialmente a las Comunidades Autónomas, a los Ayuntamientos y a las Organizaciones Empresariales. Para asegurar que nadie se queda atrás, será necesario desarrollar programas específicos para la protección y el refuerzo después de la crisis de mayores, afectados por la COVID-19 y personal sanitario.  El informe llama a reactivar la industria y a intensificar y potenciar estratégicamente las actividades de I+D+I, dentro de un plan de financiación relevante basado en la colaboración público-privada, medidas en el ámbito tributario y un decidido y firme apoyo financiero de la Unión Europea.

El impacto más obvio y comentado desde el primer momento ha sido la explosión del trabajo en remoto. “El coronavirus provoca el mayor experimento de teletrabajo de la historia” o titulares similares abundan. Los gobiernos y empresas han corrido a facilitar el trabajo en remoto. Muchos proveedores tecnológicos para el trabajo en remoto, además de añadir servidores para soportar tal pico de demanda, han ofrecido servicios gratuitos o fuertes descuentos para nuevos usuarios. Lo interesante ha sido ver cómo la gente que lleva años trabajando de esta manera ha alertado que la cosa de trabajar en remoto no es tan “plug & play”