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El informe quiere ser una guía para que distintas entidades locales mejoren su gobernanza mediante big data urbano (datos masivos urbanos), que se define como el conjunto de información sobre bienes, recursos y actividades dentro de las ciudades. El análisis de ciudades de Latinoamérica muestra que el uso de big data urbano aún no se encuentra generalizado, a pesar de su potencial para mejorar la eficiencia y la calidad de los servicios. Además, los importantes riesgos que conlleva la mala administración de iniciativas informáticas, que van desde su politización hasta la violación de la privacidad, aún no han sido comprendidos en su totalidad. En el informe se presenta una nueva herramienta, el modelo de madurez de big data urbano, que impulsa a las ciudades a evaluar su adopción en torno a cinco áreas funcionales: los datos abiertos, el desarrollo de ecosistemas de datos, las analíticas, la toma de decisiones basada en datos y los servicios urbanos digitales. También se han determinado medidas específicas que se pueden tomar para mejorar la gobernanza. Para finalizar, se presentan una serie de recomendaciones organizativas y financieras que pueden ayudar a las entidades locales a institucionalizar las prácticas sobre big data, utilizando las mejores prácticas de datos abiertos y la coproducción participativa de servicios urbanos.

El informe quiere ser una guía para que distintas entidades locales mejoren su gobernanza mediante big data urbano (datos masivos urbanos), que se define como el conjunto de información sobre bienes, recursos y actividades dentro de las ciudades. El análisis de ciudades de Latinoamérica muestra que el uso de big data urbano aún no se encuentra generalizado, a pesar de su potencial para mejorar la eficiencia y la calidad de los servicios. Además, los importantes riesgos que conlleva la mala administración de iniciativas informáticas, que van desde su politización hasta la violación de la privacidad, aún no han sido comprendidos en su totalidad. En el informe se presenta una nueva herramienta, el modelo de madurez de big data urbano, que impulsa a las ciudades a evaluar su adopción en torno a cinco áreas funcionales: los datos abiertos, el desarrollo de ecosistemas de datos, las analíticas, la toma de decisiones basada en datos y los servicios urbanos digitales. También se han determinado medidas específicas que se pueden tomar para mejorar la gobernanza. Para finalizar, se presentan una serie de recomendaciones organizativas y financieras que pueden ayudar a las entidades locales a institucionalizar las prácticas sobre big data, utilizando las mejores prácticas de datos abiertos y la coproducción participativa de servicios urbanos.

El informe explora las expectativas de los ciudadanos y las empresas para el desarrollo de smart cities en algunos de los principales centros urbanos del mundo. Se basa en dos encuestas paralelas realizadas en 19 ciudades: una de 6.746 residentes y otra de 969 directivos de empresas.  Las principales conclusiones del informe son las siguientes.

1. Las prioridades difieren entre las ciudades del mundo desarrollado y las del mundo emergente.
2. Hay grandes esperanzas puestas en la big tech.
3. Las inevitables concesiones a la inteligencia urbana, en particular en lo que respecta a los datos, no deberían impedir el desarrollo de smart cities.
4. Algunas expectativas de las ciudades inteligentes serán difíciles de cumplir.